Como hemos observado, los conceptos de inteligencia y pensamiento están a todas luces íntimamente relacionados. Probablemente la mayoría de nosotros suponemos que cuanto más inteligente es uno, es de esperar que sea un pensador más eficaz; y viceversa, tendemos a aceptar que una buena capacidad de pensamiento es prueba evidente de una gran inteligencia. Pero, en nuestra opinión, «inteligencia» y «capacidad de pensamiento» no son términos sinónimos. Da la impresión de que «capacidad de pensamiento» es un concepto menos controvertible que «inteligencia». Más aún, aunque algunos investigadores ha accedido a considerar la inteligencia como una cosa enseñable, parece existir una mayor renuencia entre los psicólogos a aceptar esta idea, o a expresarla en tales términos, que a referirse a la capacidad de pensamiento como algo que se pueda adquirir o mejorar, al menos hasta cierto punto.
Producto elaborado. Algunas perspectivas sobre el pensamiento. LLB.docx